Los números, las proporciones y sus formas geométricas fueron comprendidos como un mundo simbólico que encerraba los secretos y las esencias de la misma creación. Su estudio y experimentación se convirtieron así en un camino sagrado hacia una explicación del mundo.

La naturaleza es sabia y las formas que tienen los objetos en su creación no son casuales, se rigen por patrones. 

Todas las formas vienen a satisfacer la necesidad del objeto o bien, a optimizar la función de este. Podríamos revisar explicaciones desde la física o la química, pero en la geometría que encontramos una explicación que parte de la observación del mundo que nos rodea. 

En la escuela nos hablaron de líneas rectas y curvas suaves, prismas, esferas y pirámides; figuras geométricas que ha empleado el hombre para desarrollar sus ideas, pero no es la geometría de Euclides la que nos interesa, es la geometría fractal. 

Fractal del latín fractus, quebrado o fracturado, es el termino matemático empleado para describir una figura geométrica cuya estructura básica aparentemente irregular se repite a diferentes escalas.  Es esta la geometría que reproduce la naturaleza y a la que reconoceremos como geometría sagrada.

Supón que estás en una cabaña de madera inmersa en la naturaleza. Con una rápida mirada podrías distinguir qué fue construido por el hombre y qué creó la naturaleza, los trazos rectos, medidos, regulares versus la irregularidad y repetición de un mismo patrón, de una misma forma.

Eso fue lo que observó, en 1975, Benoît Mandelbrot un matemático que decidió dejar de jugar con fórmulas, al vaciarse detalló las formas irregulares e indefinidas creadas como patrones repetidos en la naturaleza. Benoît fue quien propuso el término fractal para ordenar el caos que hasta ese momento suponía la geometría natural. 

El reto de medir una costa inglesa le hizo entender una de las características de los fractales, la octosimilaridad, la propiedad de un objeto de hacer detalle a toda escala de observación, es decir, cuando le haces zoom a los objetos octosimilares vuelves a encontrar una réplica del conjunto en sí mismo. 

Todo en el universo está construido por fragmentos irregulares. La ciencia en su afán de comprenderlo todo ha buscado fórmulas matemáticas que ahora nos permite tener información más precisa y diversa en temas como la medición de enzimas, los movimientos de la bolsa de valores, los terremotos, la neurociencia o los sistemas dinámicos. 

Los fractales siempre han estado ahí. Es en esa forma en que se manifiesta el universo, a través de patrones irregulares determinados que se repiten de manera infinita.  La perfección de la geometría de las cosas ya sea irregular o regular nos hace preguntarnos, ¿Hay algún arquitecto metódico diseñando el universo?

Como es arriba es abajo. 

Las mismas formas y redes intrincadas del universo se repiten en nosotros, los seres humanos. En cierta manera, somos el universo mismo. Los patrones de nuestra biología humana se repiten incluso a nivel galáctico. Dentro del caos hay cierta organización, ya sea a nivel microscópico como macroscópico. 

El fractal es la estructura física más eficiente ya que solo requiere una pequeña cantidad de energía para crear una compleja organización con una gran cantidad de información. 

En la naturaleza predomina la ley de la máxima eficiencia, gracias a esta se crea una gran cantidad de fenómenos que interactúan entre sí formando un todo. El electrón depende de los átomos, los átomos forman los tejidos, estos a su vez forman las células que a su vez conforman los seres humanos. Los seres humanos dependen de su interacción con otros para la supervivencia y se alimentan con animales de la misma manera que estos lo hacen con plantas que reciben su alimento del sol. La tierra depende del sol, la galaxia de su grupo local y de otros súper cúmulos. Dependemos los unos de los otros en una organización multinivel.

En un sistema en el que todo está conectado no existen seres superiores sino simplemente sistemas dentro de otros que se extienden hasta el infinito, siguiendo este principio multinivel al estilo de las muñecas rusas. 

Los micro patrones que observamos se repiten, incluso, a nivel galáctico. Redes de cúmulos y supercúmulos que se conectan en sí.  El universo es una entidad infinita de diversos estados fractales que se extienden hasta el infinito siguiendo las mismas leyes de la física. Dentro de todo caos hay cierta organización. 

Un árbol es uno de los mejores ejemplos de lo que es un fractal. Desde que es una rama pequeña su estructura ya puede ser considerada la de un árbol en miniatura, igual que la estructura de los pulmones, la intrincada red de ríos de nuestro planeta, los perfiles de las montañas, así como el mismo cosmos, los sistemas solares dentro de sistemas solares más grandes, galaxias unidas formando supercúmulos y estos a su vez dentro de más súper cúmulos como si fuera una red nerviosa o la estructura de un árbol.

Nuestra mente es el mismo cosmos, es fractal.  Hay cuerpos que tienen características de fractales como por el romanesco, un brócoli que repite su forma a medida que vas amplificando dos o tres veces, lo mismo pasa con los helechos o las flores. Vivimos en una especie de esqueleto matemático que repite los mismos patrones. Dios es un matemático.

Máxima eficiencia

El algoritmo que utiliza el cuerpo es sencillo y eficaz, sencillo porque la instrucción que se da es crece y bifúrcate, y eficaz porque lo que lo que logra es una gran longitud. Por ejemplo, en el caso del sistema circulatorio la instrucción: crece y divídete se repite más o menos unas 30 veces: Si uniéramos todos los capilares lograríamos una longitud de aproximadamente 2 mil kilómetros, ósea, 2 veces y media la longitud de la circunferencia terrestre.

La ramificación es una de las formas más usadas en la naturaleza para lograr una longitud casi infinita en un espacio reducido como el cuerpo, la estructura de una telaraña, la disposición de los pétalos en la flor, el sistema nervioso. El algoritmo que utiliza en cuerpo es sencillo y eficaz. 

En su enorme sabiduría, la naturaleza nos muestra como las abejas construyen un lugar que les permita almacenar la mayor cantidad de miel posible gastando la menor cantidad de materia prima posible. 

Al igual que el hexágono, el espiral es otra forma que utiliza la naturaleza para optimizar espacio. Si se tiene un espacio en el que se quiere colocar la mayor cantidad de objetos iguales, está demostrado que lo que se debe hacer es colocarlos en espiral siguiendo el ángulo áureo. Sucede con la flor de girasol que cuando usa este ángulo áureo pone la mayor cantidad de semillas posibles en el lugar de su botón. 

Las frutas suelen usar otra forma usual en la naturaleza, la esfera. Si uno quiere generar el volumen máximo minimizando la cáscara, la forma adecuada es una esfera. Lo usan también los animales cuando se vuelven bonita y así son más difíciles de agarrar para los depredadores, piensa en el caso de un armadillo; al reducir su espacio también se protegen del frio.  

Los mismos patrones se repiten a gran escala, es fácil suponer que vivimos dentro del mismo dios. Que este a su vez forma parte de otro ser en una sucesión infinita de estados. 

La experiencia fractal que contemplamos a menudo nos lleva a deducir que más allá de los cúmulos y supercúmulos de galaxias habrá otra estructura que los engloba que contendrá una sucesiva red de universos ramificada. Siempre habrá niveles de organización más grandes, uno dentro del otro. 

El universo no es algo exterior a nosotros, sino que somos el mismo universo en el que participamos todo el tiempo creando la realidad que nos rodea. Este proceso en el que participamos podrá manifestarse hasta el infinito logrando niveles de organización cada vez más grandes. El universo ramificado en todos los niveles en infinitos estados aleatorios. 

La geometría es un lenguaje universal que se comunica directamente con nuestro ser inconsciente. Cuando acudes a una sanación que incluye geometría sagrada esta se comunica directamente con un patrón grabado en tu inconsciente para sanarlo y romper condicionamientos o limitaciones que hemos adquirido de manera más libre. 

La geometría sagrada implementada en terapias dirigidas permite que se fusione ambos hemisferios, el derecho y el izquierdo sincronizando nuestra intuición con el lado racional y esquemático. 

Seguro que podemos recordar una situación en la que nuestra mente nos marca un camino y nuestro corazón otro. Con la geometría encontramos el equilibrio. Nos ayuda a encontrar esa pasión y a ir en acción para conseguirlo. La geometría va mucho más allá de la pura interpretación y parece que guarda algún tipo de mensaje. 

Con las activaciones lo que podemos conseguir es deshacernos de los miedos que nos impiden ir en dirección para llevar a cabo la acción que nos permite alcanzar lo que anhelamos. 

La geometría sagrada te ayuda a que de verdad entiendas que eres el creador de tu vida, tal y como la deseas, siendo quien verdaderamente eres. La geometría sagrada también nos ayuda a alcanzar en una meditación, de una manera mucho más rápida, el estado de equilibrio y paz interior que se refleja al conectarte con lo que eres, con ese centro. 

Muchas investigaciones revelan que la gente que contempla formas geométricas o matemáticas activan zonas concretas de su cerebro. “Todavía no conocemos el fenómeno en su totalidad, pero las personas que contemplan la geometría sagrada y trabajan con ella empiezan a percibir cambios. Lo mismo sucede en nuestro subconsciente, donde se alojan nuestros modelos y nuestros medios”, afirma Janosh, quien también cree que “cuando alguien se conecta visualmente con la geometría sagrada adquiere de manera inconsciente los mismos efectos que con horas de meditación profunda”. 

Todos tenemos mucho más poder del que creemos tener. ¿Estás dispuesto o dispuesta a abrirte a la luz y al verdadero amor?

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